sábado, 4 de diciembre de 2010
Cuando no funciona el brazo derecho.
Ayer me levanté y mi brazo derecho respondía a medias. No pude lavarme los dientes, lo intenté y por poco me clavo el cepillo en un ojo. Casi no se movía. Que susto. Pensé que me iba a dar un infarto o una cosa así. No sé si fue el frío o que dormí encima del brazo... Tremendo miedo. Como no se me quitaba alcancé a pensar muchas cosas. Todo alrededor de nuevas oportunidades, otra cosa en la comunicación con los demás... Con el pasar del día empezó a responder. Bastante loco no tener un brazo o estar al borde de un infarto. Es muy útil nunca olvidarlo, las cosas empiezan a valer y a ser lo que son. Surge cierto ánimo muy lúcido en ayudar más. Ojalá se pueda servir en algo, para que ustedes encuentren (en caso de que no la hayan encontrado ya) algunas personas que conozco yo, que mantienen siempre ese sentimiento escaso de preocupación fresca. Les dejo algo por acá.
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