Que el yoga es raro, es raro. Que súbase el pie aquí, que ponga la mano allá, que así no, que así, justo cómo y en dónde duele más, en fin. Pero en verdad lo más raro del yoga no es "el pie en la nuca". Lo más raro y lo más bueno (porque el yoga gusta a veces es por raro también) es cuando nos invitan a mirar por los oídos. "Cierra tus ojos y mira" es la invitación para poder conocer y saber de lo que tanto anhelamos y que tanto rehuimos al mismo tiempo, el temita este de Dios.
En lo más íntimo queremos ir allá. ¿Quién no quiere ir a eso que describen como una especie de "Disney World" eterno... y más?
Claro, cuando nos dicen "intimo" pensamos: "¡No!, se van a dar cuenta que odio a los niños... Ah, pero eso no es problema... lo que pasa es que trabajo en una guardería", ó, "la suegra se va a dar cuenta de lo que pienso de ella justo en medio de la cena..." ó, "nunca entendí tal cosa, y trabajo de experto en eso..." o qué se yo.
Pero en realidad, más allá de esa pequeña telenovela personal que en últimas a nadie le importa (ese es el secreto íntimo de la sociedad, ahora lo sabes), no hay problema con la intimidad de nadie. Queremos ese "Disney"... el problema es que al verlo tan pospuesto disfrazamos nuestra vida de miles de "al cabo que ni quería" y entra el cine, el rock, ella, el aumento, las montañas, a reemplazarlo... Pero, que tal si miramos por los ojos, y escuchamos (o vemos) que la respuesta es "Om" osea "sí".
Ahora, la respuesta es sí, cuál es tu pregunta: ¿Seré rico? ¿Me olvido ya? ¿Ganará el verde? . Póngale no más... Ante un sí asegurado, que preguntarías.
Mañana hablamos.
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