martes, 26 de junio de 2012
Esos cuadros raros.
Todas las cosas que podemos hacer (no vamos a detallar acá tanta locura, diversión y miseria), nos causan un gran regocijo pero a la vez algo de confusión también. Será pecado hacerlo o será pecado no hacerlo. En este dilema, entre el bien y mal, tenemos un argumento decisivo en favor de los segundo y es: No perder la oportunidad. Y después de todo si existe Dios (porque a veces todos los planes por acallar la cuestión fracasa y uno sigue escuchando cierto murmullo por dentro) pues él mismo lo permitió.
Los animales por ejemplo son para comérnoslo, sino no nos hubiera dado la capacidad de matarlos, ni la inteligencia para freirlos, ni la idea de hacer cadenas de comidas rápidas en cada esquina. Es lógico, ¿no?. Es lógico, sí, pero también habría muchas otras cosas que tener en cuenta, pero como el tiempo es corto y algo hay que hacer es increíble comprobar la cantidad de veces que este argumento inclina la balanza hacia el lado oscurito de la balanza. Tal argumento puede descartarse de forma sencilla y es que lo mismo dirá el violador, y el ladrón y el matón: si, puedo hacerlo, será por algo, y en últimas hasta Dios lo permitió. El ejercicio mejor sería entender el esquema completo y es que podemos hacerlo, como podemos NO hacerlo, también es una posibilidad, entonces la posibilidad de algo no es argumento para tomarlo. Esta permitido lo malo, pero también lo bueno...
El problema entonces toma su real tamaño: hay que decidir, hay dos opciones, hay poco tiempo y son muchas las situaciones.
Pintado de este modo la situación, lo mejor es prepararse ya que sin duda, hay que coger carretera. Necesitamos algo, alguien, una brújula, una lamparita de mano para saber en tal momento de emergencia escoger. Esto se llama, buena compañía, ya sea que venga en forma de emisora de radio (que de hecho algunas se anuncian como "la mejor compañía") ya sea en forma de libro, ya venga como un cuadro raro o venga en forma personal, o como gente directamente que es lo que hay detrás de todo. En momentos de tranquilidad escoge uno bien que es lo que va a tener a mano. Amigos, libros, canciones eso ya lo tenemos todos los días, se dirá, el punto es que no sabemos que son la linterna de mano en medio de la emergencia.
Para completar la rutina también se necesita cierto entrenamiento, y en eso es vital, como en cualquier entrenamiento, sacarle el tiempo. Todo entrenamiento en comparación con el momento real parece aburrido e inútil, no es lo mismo darle puños a un saco de arena que a la cara del otro, diría el pendenciero, pero es necesario. Y cómo dicen que el entrenamiento haga parecer la batalla un juego, que cada día sea como el último, en últimas.
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