Siguiendo con lo de las amistades...
No hablamos aquí del simple parcero, pana, pata o che... Hablamos de alguien que puede decir algo en realidad definitivo para tu vida, para empezar, quien puede contestar a la pregunta: "mamá dónde estan los juguetes?" o alguna otra de estas preguntas
que nos dejan una y otra vez perplejos.
Para empezar debemos admirar a alguien, otra vez, cosa dificil pasada cierta edad,
digo: en primero de primaria podemos admirar al niño de quinto que juega bien al fútbol,
o inlcuso a uno de nuestro propio salón, pero pasado el tiempo ya no creemos en nadie.
Literalmente, bueno quizás nos de la fiebre por algún político verdoso, o por
algún cantante de música pesada de la antigua cortina de hierro, pero admiración real no
hay. "No hay con quien" como quien dice.
Un ejemplo caricaturezco de cómo se manifiesta nuestra desconfianza, es el del muchacho rebelde, que primero pelea con el papa, luego con el profesor, luego con el cura, con el presidente y finalmente con Dios. YEAH!
Elejimos el ejemplo, por ser gráfico y todo eso, pero la realidad es que ningún hijo de vecina, ni ama de casa, ni tía se salva de la desconfianza que nos carcome y nos lleva en diferentes niveles a cada uno "hacer lo suyo". Lo extraño es que después de que montamos nuestro pequeño mundo para ser los reyes, al final tampoco pasa nada...
En este panorama, cómo entonces admirar a alguien. Necesitaríamos conocer a una especie de santo. Pero todo lo que suena a mucha moral, ya lo concemos bien, resulta siempre un poco aburrido. Santo dos puntos igual: aburrido. No en vano reclamaba Nietzsche, no podría creer en ningún Dios que no viniera cantando y bailando. La cuestión esta en buscar nuestro santo divertido... Si pasas por Quito Federico ahora en tu nuevo cuerpo te invito a Esmeralda 853 y Venezuela. Eso es una dirección. Aquí vine a parar por ahora. El del gorrito
se llama pablito.
Como dice un filósofo turbeño: "todos actúan igual porque el mundo los trata igual a a a" Si señor, y las penas se pasan cantando y bailando! y con buenos amigos, pa qué más!
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