miércoles, 27 de octubre de 2010

Pasando del "tumbis"


Parece muy tranquilizador ir confirmando
nuestra desconfianza con cada nuevo
ladrón que conocemos.
(Mientras pasaban la frontera
entre Perú y Ecuador, en un pueblo
que se llama "tumbes", se quedó el
computador portatil de algunos
compañeros del viaje. Un tipo con
una pistola educadamente se lo reclamó.

En este panorama cualquier
movimiento de un santo, es un asunto
insospechado. Porque (piensa uno), si los hubiera,
si de verdad hubieran santos, ya
deberían haberse dado cuenta de
mi!!!!. Ya hubieran venido por acá,
porque un santo no es
injusto y es bueno, y yo, pues, en
el fondo no soy tan malo.
Lo curioso de esto es que precisamente para
ver a los santos, hace falta querer verlos.
Ese momento de no esperar a que
vengan sino tener cierta decencia en
quererlos ver. Ahi en ese grado
de sinceridad radica todo lo que puede
venir después.
Encontrar un santo no es como seducir
a alguien por ahí: esperar que alguien
por fin se de cuenta de lo maravilloso que somos.
Hay gente maravillosa más allá de vos mismo
y tus expansiones. Debemos saber esto,
pero en verdad: de resto Pailas.

Estos días no hubo post, estábamos justamente
en este ejercicio, ante santos comprobados
tratando de no olvidar nada.


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