lunes, 30 de junio de 2014

Qué lindo que es el fútbol.


Qué lindo que es el fútbol y todo lo que nos viene a enseñar. Cuando pensábamos que eramos unos incumplidos sin remedio, que no podíamos llegar temprano a ninguna cita, nos demuestra que podemos estar ahí a la hora que comienza en punto.

Cuando pensábamos que nuestros días difícilmente podrían tener una emoción que no fuera una subida de sueldo, librarnos de alguna enfermedad, conseguir un nuevo amor o librarnos de uno viejo (que fue nuevo en otro tiempo), viene a demostrarnos que con fijar la atención, estudiar un poco, estimular nuestros oídos y cantar o gritar bajo ciertas imágenes y sonidos, podríamos llenarnos de dicha.

Cuando pensábamos que no tenemos mucho de que hablar con nadie, ni razón para saludar o hacer amistad con alguien en la calle, qué decir de abrazar o sonreír, venimos a descubrir que sí.

Cuando pensábamos que no había plata para nada más, notamos ahora que haciendo cierto esfuerzo podemos dar más.

Y así: Unión, amistad, cumplimiento, austeridad para alcanzar metas superiores, superar el egoísmo, estudio, práctica regular, espontaneidad, canto y baile sin tener que estar bien borrachos... Todo eso nos da el fútbol, qué cosa más linda. Ahora entiende uno porque a los directores técnicos le pagan una millonada que no se atreve ni a soñar el más destacado docente de la más destacada universidad. 

Lo único que lamenta uno es que el fútbol sea tan feo. Digo, en relación a lo que debería ser nuestro real objeto de culto (las danzas y ceremonias de las culturas ancestrales a la tierra, o la adoración al Sr Jaganath en la remota Puri, por poner dos ejemplos rápidos, (siempre más productivos y sensatos)), todo eso que pensamos que no podemos incluir en nuestra vida, hasta que el simple fútbol nos viene a demostrar lo que podemos dar. Siempre tenemos dinero, energía y tiempo suficiente si es que sabemos enfocar el amor. Y Gol.

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