jueves, 27 de diciembre de 2012

It's Friday I'm NOT in love ♪



Los ataques de cupido ya la conocemos... por experiencia propia o ajena. Sus pasos, matices, y desenlaces trágicos, y de los otros, nos los sabemos de memoria. Claro a veces perdemos la memoria, eso también es cierto.

La noticia real sería que el mismo cupido se enamorara. Eso sí que sería digno de ver y saber. Sobretodo en los tiempos en que vivimos en donde, digan lo que digan, los "jóvenes de hoy en día" eso de que (como dicen en el twitter): "La frase más común para pedir la mano a alguien empieza con un... estoy embarazada", no es algo para tomarse a la ligera. Es cuestión de preocuparse, de movilizarse... Si nos organizamos y luchamos venceremos. 

Debería existir el sindicato del despecho, si es que todo en esta vida ya no lo es. Si, como reza el grafitti infantil: El amor todo lo-cura y como dicen, precisamente los The Cure, no importa ni el lunes, ni el miércoles ni ningún otro día de la semana, ni lo que pase en ellos si "el viernes me enamoro"... ¿qué pasa entonces cuando el amor no anda, no funciona... ni el viernes siquiera, ni en navidad?. 

Y no hablamos de un caso en particular, de alguien que le este yendo bien en estos últimos quince días, hablamos por el promedio. Una empresa puede tener alguna que otra devolución de sus productos, me imagino que pasa hasta en las mejores familias, pero si se da el caso de que la mayoría de los casos no sirven, algo hay que hacer.

Ya sé lo que todos los tangos y milongas enseñan en este punto: Trago, aguardiente, mares etílicos, y ni hablar más. ¿Qué sería de las industrias de alcohol en el mundo sin la infidelidad?... Acá podríamos cerrar este texto. Sirva uno. Tomo, para no enamorarme, como dice la canción de Bersuit, y se acabo. Pero no. Si podemos hacer que el golpe no nos de tan duro vamos a tener la lucidez de montarnos en mejor carro... o ¿Alguien se montaría (digo, no por obligación y descontando Bolivia) en un carro manejado por un borracho?. Es lo mismo. Así que amables suscriptores al club, el Rey del despecho, el colombiano que canta, no va. Es un borracho.

Para los que sobrevivieron al párrafo anterior, y siguen el hilo de estas líneas con valentía y atención, es decir para los que pueden concebir viernes sin amor y ¡sin alcohol!, les tenemos entonces al objeto último de nuestros pesares, al foco de nuestros reproches: Don Cupido, el mismo. Si a alguien hay que reclamar, en forma unida y en barra, sería al mismísimo.

...pero, ¿y qué tal esa nota? Si el mismo cupido se enamora... Él, que sí debe saber de tangos... de faroles, ¿Quién puede enamorar a cupido? Si el mismo cupido, que se las sabe todas como quien dice, se enamora, tiene que ser de otra naturaleza el asunto, otra cosa...

Y justamente hay testimonios antiguos, serios, concretos de alguien que es el Encantador de Mil cupidos... Y hasta acá dejamos por hoy. No hablaremos más... mantenemos no más la convicción de que sólo una respuesta así, de ese nivel, aceptamos; cuando no estamos creyéndonos más bonitos de lo que somos, ni más fuertes de lo que somos, ni más llenos de afecto de lo que estamos dispuestos a sostener en sacrificio, en definitiva, cuando no estamos borrachos, y mantenemos con lucidez el deseo de enamorarnos, sólo esa respuesta aceptamos. No sería para menos, después de repetidos despechos tiene que ser de esa manera, justo para que la segunda parte de la canción que precisamente dice: Me enamoro para no tomar... pueda ser real y duradera, sin círculo como le toca cantarla al terco vocalista, sin Samsara.


(Las fotos son en Antofagasta por donde pasamos rápido, rápido, es Robert Smith de The Cure cantando su Friday Im in love... al lado de unos Curiosos Pies.)

viernes, 14 de diciembre de 2012

Ravi Shankar y la cámara de gas.

La cámara de gas como solución es terrible, pero nadie puede negar que es práctica. Y si es metafóricamente hablando, uno que otro día, no es tan horrible hacer nuestra propia "lista". El tema de la música y sus protagonistas sin duda lo merecen: son muchos, entran hasta tu casa sin poderlo evitar, aparentan ser inofensivos, traicionan y hacen mucha bulla.

Cuando alguien pide atención con muchos decibeles y medios uno espera que tenga algo que decir, que este a la altura de la situación (que sin duda no está como para fiesta, o al menos no para fiesta tonta); cuando alguien demuestra en sus videos que puede estar tanto caminando por tu barrio como montado en una limosina, nuestra inocente fe en sus superpoderes francamente aumenta. Y no hay nada de malo en eso. (No es que estemos en contra de la devoción, nos parece natural, no como aquellos que critican a las personas religiosas por su devoción, mientras adoran a su goleador de turno). Lo que viene después de la fiesta es lo complicado. 

En la siguiente escena, como en la historia de un buen comic alternativo, encontramos a nuestro superhéroe de antaño, regordete, deprimido y borracho por ahí... y aveces con ganas de seguir cantando, y lo que es peor nosotros (tercos) queriendo volver a verlo. Cuando deberíamos más bien ir tomando nota en la libretica negra.

Alguien puede salir acá en defensa de ellos, con el argumento del talento, pero si hablamos de música popular sabemos que no se trata sólo de eso, y que si querés hacerte un heroico músico contemporáneo, el talento tiene que combinarse con actitud, carisma y esas cosas... no es tan fácil como tener talento.

Ahora, para evitarnos la larga lista de borrachos y suicidas que haríamos desfilar uno por uno adentro de la cámara como recompensa por no estar a la altura de sus gritos y porque nos hicieron perder tiempo y resultaron más nocivos que constructivos en ese mundo del que reclamaban atención; para evitar esa penosa lista, preparamos un cuestionario:

- ¿Te quedan (después de los primeros contratos y novias comunes) amigos de tu especie con los que puedas tocar, no sólo por money? 
- ¿Sabes qué es Banglades, dónde queda y qué tiene que ver con la historia de la música reciente mundial?
- ¿Tienes idea de alguna de la relación entre las tradiciones místicas y lo que tocas o crees que todo empezó con MTV?
- ¿Qué tanto conoces empresas que te patrocinan o que fabrican lo que te comes (y fíjate que la gente te ve o te verá comiendo) y lo que le hacen al río de la misma ciudad en que naciste y a los campesinos que viven por allá...?
- ¿De lo Beatles conoces algo más que sus peinados?

Querido Maestro, Ravi Shankar, puedes llegar a viejo y morir en paz, como George, tu amigo, con quien tocaste en Banglades, tu nombre no está en la lista.

¿Cerati? Hummm.

domingo, 9 de diciembre de 2012

En la casa hay de todo.


Un viejo y no tan conocido refrán (para tristeza del chapulin) reza: Padam Padam Yad Vipadam Na Tesam: en este mundo hay peligros a cada paso.
Esta sabiduría ancestral se ve reflejada de algún modo (de algún modo más masticable) en la advertencia: No le recibas dulces a extraños.
Y todo el que tenga tías y viva por estas tierras y por ende conozca las versiones modernas y truculentas de lo que le pasa a caperucita cuando sale a recorrer sola la ciudad, sabe que la advertencia viene dada por aquello  de que: Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé de dio a Mochilanga, le echó a burundanga... Supone uno que no debe ser nada agradable tales efectos y compañías. Sin embargo, lo que raro es que si ya sabemos de lo arriesgado que es recibir cosas (sobretodo comestibles) de cualquiera, así vengan en forma de dulce, ¿por qué nos dejamos engañar de cada nuevo anuncio en dulce melodía, ofreciendo cosas de nombres raros en dulces paquetes?¿Alguien sabe quiénes son los dueños de las empresas que los venden y qué intenciones tienen?
La respuesta generalmente es "no" y está ignorancia nos lleva a todos a padecer de una burundanga colectiva llamada Glutamato Monosódico (E-621) con sus variados nombres.
No debería ser tan difícil de sospechar: Si alguien con la mentalidad de un Bernabé, y con la amenazante competencia de empresas similares a la suya, tiene el poder de distribuir "su producto" por todo el planeta haciéndonos adictos a él, a través de alguna sustancia...¿Ustedes creen que no utilizaría los avances de sus investigaciones para hacerlo?, si lo hace el pequeño Bernabé...
En conclusión, y sin entrar en las movedizas aguas de las teorías conspirativas, el sentido (escéptico) común (de  supervivencia), nos enseña que de los extraños por más bien vestidos que parezcan no debemos recibir dulces.

...
Ante el hecho de ser niños antojados, que lo somos, podemos meditar sobre la frase clásica de la propia mamá de Srila Atulananda Acarya, quien estando el niño antojado en la calle, le decía:
"No, en la casa hay de todo". Y esa "propia" mamá es la propia mamá de todos... y no hay que perder la fe: si hay grandes "extraños" también hay grandes casas en donde cabemos todos.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Mirando por los oídos.

Que el yoga es raro, es raro. Que súbase el pie aquí, que ponga la mano allá, que así no, que así, justo cómo y en dónde duele más, en fin. Pero en verdad lo más raro del yoga no es "el pie en la nuca". Lo más raro y lo más bueno (porque el yoga gusta a veces es por raro también) es cuando nos invitan a mirar por los oídos. "Cierra tus ojos y mira" es la invitación para poder conocer y saber de lo que tanto anhelamos y que tanto rehuimos al mismo tiempo, el temita este de Dios.

En lo más íntimo queremos ir allá. ¿Quién no quiere ir a eso que describen como una especie de "Disney World" eterno... y más?

Claro, cuando nos dicen "intimo" pensamos: "¡No!, se van a dar cuenta que odio a los niños... Ah, pero eso no es problema... lo que pasa es que trabajo en una guardería", ó, "la suegra se va a dar cuenta de lo que pienso de ella justo en medio de la cena..." ó, "nunca entendí tal cosa, y trabajo de experto en eso..." o qué se yo.

Pero en realidad, más allá de esa pequeña telenovela personal que en últimas a nadie le importa (ese es el secreto íntimo de la sociedad, ahora lo sabes), no hay problema con la intimidad de nadie. Queremos ese "Disney"... el problema es que al verlo tan pospuesto disfrazamos nuestra vida de miles de "al cabo que ni quería" y entra el cine, el rock, ella, el aumento, las montañas, a reemplazarlo... Pero, que tal si miramos por los ojos, y escuchamos (o vemos) que la respuesta es "Om" osea "sí".

Ahora, la respuesta es sí, cuál es tu pregunta: ¿Seré rico? ¿Me olvido ya? ¿Ganará el verde? . Póngale no más... Ante un sí asegurado, que preguntarías.
Mañana hablamos.