sábado, 30 de marzo de 2013

Sphota, mínimo tres veces al día.


Hablar y entendernos es un milagro. Un milagro que conoce bien todo aquel que haya visto crecer a un niño querido, o que haya escuchado como suena un verso.

En un primer momento parece que lo hemos logrado: Un nuevo y maravilloso mundo se abre ante nosotros. Un hermoso panorama que un día, con motivo de la primera mentira que descubrimos (que incluso puede venir en lindo verso), pasa del cielo al infierno.

Lo que parecía tan maravilloso se vuelve también portador de engaños y poco a poco nos vamos perdiendo en sus perplejidades, que no son pocas, como la conocida particularidad gramatical en donde "Todo junto" se escribe separado y "separado" todo junto. Y así, a todos juntos, o por separado, con un chistecito aquí, una mantirita allá, se nos va olvidando que las palabras nos querían llevar a otro lugar.

Recuperar las palabras requiere ejercicio, así como lo requirió tenerlas en un primer momento. Lo que nos recomiendan los que saben es que podemos recitar mantras y tratar de recuperar el sentido. Esto se conoce como Sphota o el despliegue del propósito de la palabra. Tan en detalle conocen lo que nos pasa que ya tenemos la medicina prescrita. El tomarla o no, a nadie se le puede obligar, se perdería toda gracia.

miércoles, 27 de marzo de 2013

La mejor manera de perderse el mundial.


Se podría decir que Los Avataras (que los hay, los hay) tienen el mismo problema de cualquier elemento de lujo: son susceptibles a la imitación barata. Parece ser que el desencanto por el tema religioso que nos han dejado estos tiempos, terminó, para sorpresa de muchos, no en "ya no hay Dios", sino en "yo soy Dios" "Y yo" "yo también", "y yo más"... Dios no ha muerto, querido Federico, ¡se ha multiplicado!.

Parece que creerse Dios es cosa de humanos, y humanos somos, qué la vamos ha hacer. Pero el problema merece por lo menos algún entrenamiento y advertencia teniendo en cuenta lo nocivo que es, no tanto que te creas Dios, como que otros te lo crean.

El entrenamiento consiste en alentar la fe. Por cualquiera de los dos caminos: Uno, el aparentemente más conocido de estudiar con seriedad alguna tradición mística, sin borrarla de un plumazo, simplemente porque el catolicismo, por decir algo, o sus representantes, nos decepcionaron; dos: el ser escéptico, pero con método.

Ya es hora de ser tan infantiles de creerse el primer incrédulo de la historia y hacer de eso nuestro pequeño show. Hay que conocer que otros ya han avanzado ahí, y no sólo para ser rebeldes en el colegio (que nunca está de más) sino como una profunda y ansiosa pregunta existencial. Hasta los que creen destruir toda escuela y maestro deben reconocer que en eso también hay escuela y maestro, como el mismo Federico Nietzsche, que no en vano se esforzó, para finalmente concluir: "No puedo creer en un Dios que no venga cantando y bailando" Escucha a tu maestro que habla, amigo anarqui.

Y todo esto es necesario porque si bien no todo lo que brilla es oro, a veces sí lo es. Hay una anécdota de Maradona (a propósito de aquellos dioses) al respecto. Una vez saliendo del hospital donde se recuperaba el futbolista comentó: "En la clínica hay uno que se cree Napoleón, otro San Martín, y a mí no me creen que soy Maradona". Así puede pasar que si no somos sistemáticos en la búsqueda se nos puede aparecer el mismisimo Señor cantando y bailando y no le creríamos. De hecho sin más rodeos los invitamos a buscar "Gourapurnima" en su google más cercano. Eso sí, sólo aptos para los que ya saben que no son Napoleón, que aunque parezca raro, no son pocos.

sábado, 16 de marzo de 2013

Sadhu Ucchistam 2


No sólo hay que decirle "no te compro" a la oferta. No es tan fácil, porque el mundo de la crueldad económica tiene varias variantes impactantes. Una de ellas es que (una vez más) actuar de forma correcta trae (en lo inmediato, y este paréntesis es importante) resultados no muy agradables. Les tengo un ejemplo:

Es un hecho, que a mucha gente no tiene dinero,  no porque les haya faltado oportunidades de ganarlo. Muchos han rechazado oportunidades de mucho dinero porque saben que aceptarlas significaba el sufrimiento o el engaño para otro. Y esos mismo que con honor las han rechazado tienen después que soportar el orgullo y la arrogancia de quienes sin escrúpulos aceptaron tales ofertas.  Siglo veinte cambalache, no pudo haberlo dicho mejor. Esas cosas deben soportarse.

...Pensándolo bien, todo esto merece un tercer giro, y es que si bien la salida es no comprarles, si bien hay gente buena, también es valida la queja del que dice que no somos realmente buenos, sino que simplemente tenemos miedo, por eso no robamos, no mentimos, del miedo a que nos atrapen, y para soportar esto citan la famosa encuesta en la que al preguntarle a un amplio número de personas, si de ser totalmente imposible, al ser descubierto haciendo una infracción que les significaría dinero, lo harían... y la mayoría dijo sí.

De ahí que la honestidad deba ser profunda. Y tan profunda que lleguemos a la conclusión de que es imposible ser honestos. Me explico: Se honesto en forma total significa pagar por todo lo que consumimos y utilizamos, algo que si tenemos en cuenta lo más básico como el aire o el agua, nos dejaría en deuda permanente e impagable. Esta sería la forma correcto de enseñar honestidad, querido niño, querido presidente: es imposible ser honesto, así que por lo menos, sé agradecido. y demuestra tu agradecimiento con tus ofrendas con lo que puedas regalar. Y de todas las deudas que podemos contraer una muy importante es con quienes nos enseñan algo, a sumar, a restar y esas cosas y qué decir los que nos dan enseñanzas sobre el sentido de la vida en general. En oriente estos profesores se llaman Sadhus, y agradecerles las enseñanzas es, nuevamente algo imposible, ¿qué podemos darles si nada producimos?. Técnicamente esto se llama Sadhu Ucchistam es decir "remanentes de los sabios". Así lo expreso el gran rey Maharaj Pritu a los niños Kumaras en agradecimiento a su visita y enseñanzas. Acepten esta ofrenda que no es otra cosa que remanentes de ustedes mismo.

Lecciones de economía para le que quiera dormir tranquilo.


lunes, 4 de marzo de 2013

Sadhu Ucchistam 1



Qué distinto sería este mundo de negocios si las ofertas fueran explicadas a fondo. Peor que las paredes hablaran sería que los zapatos hablaran, que la comida hablara, pero qué va a hablar un, digamos, caballo muerto. (Sí señora, sin saberlo es muy probable que haya comido caballo, y no le digo más porque sino...). Aunque peor a lo que podría decir los muertos resulta lo que dicen los vivos. Lo que ofertan los vivos. Justamente, los vivos.

Se podría decir que cada oferta de empleo, cada anuncio tiene la influencia de algún vivo detrás. "Con algo hay que ganarse la vida" dirán, pero ese "ganarse la vida" se vuelve otra cosa cuando, como ocurre con los zapatos, por poner un ejemplo, el consumidor final termina pagando 10, 15 o 100 veces más lo que valió producir aquello que compra. Una diferencia que se llena, en el mejor de los casos, en gastos de publicidad.

Un gasto exagerado para anuncios exagerados: zapatos que te harán volar, crema de dientes que dan sentido a tu existencia, gaseosas que son la chispa de la vida. Y lo exagerado no sería problema, de hecho da un poco de risa cuando lo escuchas la primera vez, pero el problema es ese, que no lo escuchas una vez sino cientos de veces: "Miente miente que algo queda" para seguir con los refranes; O, para resumir el móvil de fondo de nuestras ofertas: "Plata tuya o ajena que no te falte"...
En Chile cuando a alguien no le creen lo que habla, le dicen: "no te compro". Simple.

Eso para empezar porque la solución real está en Sadhu Ucchistam. Explicado en nuestro próximo post.

(ilustración UrbanMonk)