lunes, 4 de marzo de 2013

Sadhu Ucchistam 1



Qué distinto sería este mundo de negocios si las ofertas fueran explicadas a fondo. Peor que las paredes hablaran sería que los zapatos hablaran, que la comida hablara, pero qué va a hablar un, digamos, caballo muerto. (Sí señora, sin saberlo es muy probable que haya comido caballo, y no le digo más porque sino...). Aunque peor a lo que podría decir los muertos resulta lo que dicen los vivos. Lo que ofertan los vivos. Justamente, los vivos.

Se podría decir que cada oferta de empleo, cada anuncio tiene la influencia de algún vivo detrás. "Con algo hay que ganarse la vida" dirán, pero ese "ganarse la vida" se vuelve otra cosa cuando, como ocurre con los zapatos, por poner un ejemplo, el consumidor final termina pagando 10, 15 o 100 veces más lo que valió producir aquello que compra. Una diferencia que se llena, en el mejor de los casos, en gastos de publicidad.

Un gasto exagerado para anuncios exagerados: zapatos que te harán volar, crema de dientes que dan sentido a tu existencia, gaseosas que son la chispa de la vida. Y lo exagerado no sería problema, de hecho da un poco de risa cuando lo escuchas la primera vez, pero el problema es ese, que no lo escuchas una vez sino cientos de veces: "Miente miente que algo queda" para seguir con los refranes; O, para resumir el móvil de fondo de nuestras ofertas: "Plata tuya o ajena que no te falte"...
En Chile cuando a alguien no le creen lo que habla, le dicen: "no te compro". Simple.

Eso para empezar porque la solución real está en Sadhu Ucchistam. Explicado en nuestro próximo post.

(ilustración UrbanMonk)


No hay comentarios:

Publicar un comentario