domingo, 9 de diciembre de 2012

En la casa hay de todo.


Un viejo y no tan conocido refrán (para tristeza del chapulin) reza: Padam Padam Yad Vipadam Na Tesam: en este mundo hay peligros a cada paso.
Esta sabiduría ancestral se ve reflejada de algún modo (de algún modo más masticable) en la advertencia: No le recibas dulces a extraños.
Y todo el que tenga tías y viva por estas tierras y por ende conozca las versiones modernas y truculentas de lo que le pasa a caperucita cuando sale a recorrer sola la ciudad, sabe que la advertencia viene dada por aquello  de que: Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé de dio a Mochilanga, le echó a burundanga... Supone uno que no debe ser nada agradable tales efectos y compañías. Sin embargo, lo que raro es que si ya sabemos de lo arriesgado que es recibir cosas (sobretodo comestibles) de cualquiera, así vengan en forma de dulce, ¿por qué nos dejamos engañar de cada nuevo anuncio en dulce melodía, ofreciendo cosas de nombres raros en dulces paquetes?¿Alguien sabe quiénes son los dueños de las empresas que los venden y qué intenciones tienen?
La respuesta generalmente es "no" y está ignorancia nos lleva a todos a padecer de una burundanga colectiva llamada Glutamato Monosódico (E-621) con sus variados nombres.
No debería ser tan difícil de sospechar: Si alguien con la mentalidad de un Bernabé, y con la amenazante competencia de empresas similares a la suya, tiene el poder de distribuir "su producto" por todo el planeta haciéndonos adictos a él, a través de alguna sustancia...¿Ustedes creen que no utilizaría los avances de sus investigaciones para hacerlo?, si lo hace el pequeño Bernabé...
En conclusión, y sin entrar en las movedizas aguas de las teorías conspirativas, el sentido (escéptico) común (de  supervivencia), nos enseña que de los extraños por más bien vestidos que parezcan no debemos recibir dulces.

...
Ante el hecho de ser niños antojados, que lo somos, podemos meditar sobre la frase clásica de la propia mamá de Srila Atulananda Acarya, quien estando el niño antojado en la calle, le decía:
"No, en la casa hay de todo". Y esa "propia" mamá es la propia mamá de todos... y no hay que perder la fe: si hay grandes "extraños" también hay grandes casas en donde cabemos todos.

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