viernes, 9 de marzo de 2012

Sano.



Si en algo nos hemos entrenado últimamente es en saber y clasificar cuando alguien no esta sano. Detrás de todo esto hay un cierto morbo, porque hacia la otra dirección, osea hacia saber cuando un hombre está totalmente sano, hacia allá no nos interesa mucho avanzar.
Quizás separamos cual es la temperatura "normal" o las pulsaciones... pero en terrenos más serios como en "lo que nos para (en y) por la cabeza" nos quedamos perplejos. No sabemos definir lo sano, e incluso pensamos que hacerlo sería ponernos todos bajo un mismo modelo aburrido, como si estar sano no incluyera por definición la variedad y la diversión.

Pero vamos hacia el otro lado, y todo bajo una medición morbosa ya lo digo, así como por morbo se ha estudiado y se sabe con exactitud que el sexto piso es la distancia mínima desde donde uno puede tirarse para matarse sin fallar. O como explica el gran activista de la Revolución de la Cuchara Baphu, la gente va a toros no a ver un toro muerto, de eso hay en cualquier carnicería ellos, va a ver si por fortuna les toca ver al torero ser corneado. Puro morbo... Estar sano hasta las últimas consecuencias parece que asusta porque empieza a exigir de nosotros ser cada vez más y más buenas personas. y... bueno...

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